Cuando una calandria se siente molesta por la presencia de alguien se lo hace saber. Muestra su desagrado mediante gritos y vuelos rasantes, o ataques directos. No importa el tamaño del invasor, la calandria le hace frente igual. La hemos visto enfrentar a rapaces y a otros habitantes no emplumados de la reserva, el lagarto overo y la yarará grande. No siempre tiene éxito. A veces logra echar al intruso, en otras abandona la lucha y se retira, pero eso no la amilana para intentarlo en otra oportunidad. El ataque puede ser en solitario o en conjunto con otras calandrias. <br />Pocas aves de la reserva tienen este comportamiento agresivo. Sin duda alguna es la más confrontadora de todas las aves en la reserva.
Este chimango fue a posarse en un ceibo ocupado por calandrias. Una visita poco agradable para ellas. A pesar de hacer su mejor esfuerzo por ahuyentarlo, no lo lograron y se retiraron. El chimango permaneció impasible. Dueño del lugar se quedó un rato oteando, un tiempo después levantó vuelo y lo perdimos de vista.
20-05-12 © Pablo Serur
El grito de la calandria me guió hasta un carancho que arancaba hojas y ramas. Sus gritos atrajeron a otras cinco calandrias. Desde un árbol seco se lanzaban contra el carancho. Como el chimango, el carancho ignoró los ataques incluso los directos. Estuvo un rato arrancando ramas y después se fue.
Cerca del tanque australiano de Viamonte vimos un lagarto overo y dos calandrias que se dedicaban a acosarlo y picotearle la cola. Las calandrias fueron muy convincentes y el lagarto se escabulló