Dos exóticas: Estornino pinto y mora


El hombre siempre se ha trasladado con su cultura a cuestas a lo largo de la historia. Por nostalgia cultural, por razones económicas, en forma deliberada o accidental la introducción de plantas y animales ha generado en el ambiente receptor una lucha desigual. Las exóticas no tienen a sus predadores naturales que controlan la dispersión de la población a punto tal que muchas crecen en forma descontrolada y se convierten en plagas. Esto produjo un retroceso de la fauna y flora nativas frente a las exóticas, lo que puso un llamado de atención que llevó a los gobiernos a legislar sobre la protección y conservación de la flora y la fauna autóctonas. Sin embargo, su cumplimiento todavía no es prioridad.
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Estornino pinto
27-10-12 © J. Simón Tagtachian
En esta foto dos especies introducidas: el estornino pinto Sturnus vulgaris con una mora, fruto de la morera Morus nigra en el pico. La morera es originaria de Asia. Su fruto es carnoso y de color morado apreciado por las aves, que se encargan de diseminar las semillas. En la reserva se ha propagado con facilidad.
Los primeros registros de estornino pinto en Buenos Aires datan de fines de la década de los 80. Según investigaciones se expandió por la zona costera de Buenos Aires hasta Mar del Tuyú. En Costanera es residente y según señala Germán Pugnali los primeros registros son de 1997. El estornino pinto es un ave de origen euroasiático. Es muy agresiva: desplaza a las aves nativas o a las migradoras que vienen a anidar. Es oportunista: se las arregla con lo que consigue. Y tiene una alta tasa reproductiva: según estudios alcanzaría a duplicar su población en forma anual.
El impacto negativo a nivel económico como ecológico que causó esta ave en otros países donde fue introducida fue ampliamente investigado. Debemos utilizar esta ventaja para que no ocurra lo mismo aquí. El aumento de población es tan rápido que se hace imperativo la toma de medidas para la erradicación de esta especie antes de que sea demasiado tarde