Hocó colorado - Historia de un nido en Canal Viamonte 2010
El hocó colorado es un ave de hábitos solitarios. Apartados entre sí, mantienen sus límites y no interfieren. Llegada la época de reproducción ver dos hocoes juntos es un signo promisorio. Anidan en los árboles en forma solitaria. Esta característica los diferencia de otras garzas, la garza blanca, la garcita blanca y la garza mora que lo hacen en garzales mixtos.
El 21 de agosto de 2010 se detectó a esta pareja de hocó anidando y seguimos toda la evolución de este nido. No se captó el proceso previo a esta instancia: cortejo, construcción del nido y apareamiento. El árbol elegido fue un curupí sobre la ladera del terraplén que da al canal Viamonte. El nido es una plataforma chata de ramitas trabadas entre sí. El nido se asentaba en la parte distal de una rama que se extendía sobre el canal, lo que la exponía a los embates de vientos fuertes. A simple vista parecía frágil. Sin embargo, durante la incubación y la crianza soportó varias jornadas de intenso viento. Quedaba prácticamente a la altura de nuestros ojos y mientras la vegetación circundante no creció se lo pudo fotografiar sin mayores inconvenientes.
El 21 de agosto de 2010 se detectó a esta pareja de hocó anidando y seguimos toda la evolución de este nido. No se captó el proceso previo a esta instancia: cortejo, construcción del nido y apareamiento. El árbol elegido fue un curupí sobre la ladera del terraplén que da al canal Viamonte. El nido es una plataforma chata de ramitas trabadas entre sí. El nido se asentaba en la parte distal de una rama que se extendía sobre el canal, lo que la exponía a los embates de vientos fuertes. A simple vista parecía frágil. Sin embargo, durante la incubación y la crianza soportó varias jornadas de intenso viento. Quedaba prácticamente a la altura de nuestros ojos y mientras la vegetación circundante no creció se lo pudo fotografiar sin mayores inconvenientes.
Ambos adultos se turnan para incubar. Se observó un sencillo ritual de cambio de guardia. Movimientos de cabeza y roces de pico son el consentimiento explícito para cambiar posiciones. El recién llegado verifica el estado de los huevos con el pico antes de sentarse. Abre las patas y las estira, deja al descubierto el parche de empolle y lo acomoda sobre los huevos. Este parche es una zona del vientre que pierde las plumas durante esta época. La piel en esta área sufre modificaciones que proveen el calor suficiente para incubar los huevos.
En las cercanías había un juvenil de hocó. Como se sabe que los hocoes son monógamos es dable pensar que es la cría de la camada del año anterior. El más pequeño? En ningún momento el juvenil interfirió en el nido. Se mantuvo cerca durante un tiempo y luego se marchó.
Teniendo en cuenta que la incubación dura unos treinta días, mediados de setiembre podía ser una fecha aproximada para la eclosión. El 17 de setiembre el adulto permanecía sobre los huevos, pero notamos algo raro. No descansaba pasivamente como de costumbre. Parecía que algo lo pinchaba desde abajo. Después de esperar largo rato dejó ver a dos pequeñas pelotitas blancas solo por un ratito y los volvió a cubrir con el cuerpo para darles calor. Otros observadores vieron a los dos pichones y un tercer huevo que todavía estaba intacto.
Esto no es de extrañar ya que hay especies que incuban los huevos a medida que los ponen. Por lo tanto, las crías nacen en forma escalonada. Por ello se la denomina eclosión asincrónica. En el caso de las garzas la puesta es cada dos días, tiempo que tarda el huevo en formarse.
Esto no es de extrañar ya que hay especies que incuban los huevos a medida que los ponen. Por lo tanto, las crías nacen en forma escalonada. Por ello se la denomina eclosión asincrónica. En el caso de las garzas la puesta es cada dos días, tiempo que tarda el huevo en formarse.
El nido es el universo de los hococitos durante dos meses hasta que se largan a volar. El cuidado de los padres es más marcado al principio cuando las crías además de alimento necesitan calor. Superada esta etapa el crecimiento es rápido y se nota un alejamiento paulatino de los padres respecto de las crías. La falta de espacio los obliga a vigilarlos desde una rama cercana y ya más maduros los dejan solos en el nido.
La dieta constaba de pescado que iban a buscar al río. El adulto regurgitaba pedazos de pescado semidigeridos en el nido. De recién nacidos no podían con la pieza, por lo tanto lo deshacían a los picotazos. Poco después lograban tragarlo entero. Había forcejeos para adueñarse de la presa, pero no violencia. No había griterío. Tampoco se vio una competencia feroz entre los hermanos. Es común en las garzas que las crías mayores ataquen al más pequeño a los picotazos o traten de tirarlo del nido, lo que termina en la muerte de la cría. Este no fue el caso pero el más pequeño sufrió un retraso marcado en el crecimiento, que hizo temer lo peor. Afortunadamente se recuperó después de un mes.
La dieta constaba de pescado que iban a buscar al río. El adulto regurgitaba pedazos de pescado semidigeridos en el nido. De recién nacidos no podían con la pieza, por lo tanto lo deshacían a los picotazos. Poco después lograban tragarlo entero. Había forcejeos para adueñarse de la presa, pero no violencia. No había griterío. Tampoco se vio una competencia feroz entre los hermanos. Es común en las garzas que las crías mayores ataquen al más pequeño a los picotazos o traten de tirarlo del nido, lo que termina en la muerte de la cría. Este no fue el caso pero el más pequeño sufrió un retraso marcado en el crecimiento, que hizo temer lo peor. Afortunadamente se recuperó después de un mes.
La vida cotidiana transcurre en silencio. Cuando se anida en solitario es la manera de pasar inadvertido. Esta es otra característica que los diferencia de las garzas que se reproducen en colonias, donde las crías son muy bulliciosas. Una de las tareas que los ocupa es la solidez del nido. Tres hococitos dando vuelta, un adulto esquivándolos y el zarandeo del viento contribuyen a aflojar el entramado. Por lo tanto, es necesario acomodar, reajustar o agregar material nuevo. Las crías observan la tarea de sus padres e imitan las acciones.
Limpieza e higiene van de la mano. Los padres se ocupan de mantener el nido limpio. Cualquier infestación puede resultar fatal cuando son muy pequeños y frágiles. Tiran todos los restos de comida literalmente por la borda. Por su parte, los hococitos hacen sus necesidades fuera del nido. De espaldas sobre el borde del nido inclinan la cabeza hacia abajo y al centro para expulsar las heces lo más lejos posible. Y la higiene personal tampoco debe descuidarse
Estirar las alas, el cuello y las patas es una forma de ejercitar y fortalecer los músculos que en poco tiempo tendrán que funcionar a pleno. En mi opinión estos desperezamientos también ayudan a acomodar las plumas. Éstas no crecen abiertas, sino envueltas en una cánula que al rasgarse desde la punta hacia la base libera las láminas.
07-02-11 © Roberto Ares