Conociendo a la yarará grande


Orden Squamata
Familia Viperidae
En los últimos tiempos la yarará grande es la más vista de todas las serpientes de la reserva. Hay que tenerle mucho respeto porque su mordedura es peligrosa. Si bien no es agresiva, atacará si ve amenazada. Cuando está entre pastos puede pasar fácilmente inadvertida. En un descuido se la puede molestar o pisar accidentalmente. Por eso la recomendación de no salirse de los senderos y siempre estar atentos a dónde se pisa. Los viboreznos son predados por rapaces y el lagarto overo.
No hay que confiarse en el tamaño del individuo. Los recién nacidos ya tienen veneno para inocular. Si uno se topara con una serpiente cruzando o enroscada al borde de un camino, alertar a quienes pasan de su presencia y avisar al personal de la reserva la localización del ejemplar. En caso de una mordedura hay que permanecer tranquilo, avisar al personal de la reserva para que tomen las medidas necesarias ya que es menester el traslado a un centro de atención. El veneno es muy potente y tiene efecto hemolítico y necrosante. Es imprescindible tomar la herida a tiempo. 

Se la identifica con facilidad ya que no hay otras Bothrops en el área. Presenta un patrón muy particular, una C boca abajo que se repite a lo largo de su dorso. Ventralmente blanca con bandas oscuras longitudinales gulares y una banda mediana negra en el cuello y parte anterior del cuerpo, pasando luego a dos series paralelas de manchas cuadradas muy oscuras.
Yarará grande
12-10-20 © Javier Guillermo González
Yarará grande
09-07-16 © Pablo Serur
Yarará grande
25-05-19 © Javier Guillermo González
Yarará grande
21-04-16 © Mario Martín Chimento
La cabeza es triangular y la pupila elíptica, típicas de las serpientes venenosas.
Yarará grande
04-10-20 © Milena LLopis
Yarará grande
24-06-19 © J. Simón Tagtachian
Inocula el veneno mediante colmillos que son móviles. Con la boca cerrada se encuentran plegados sobre el paladar superior y al abrirla se enderezan rápidamente. En la foto de la izquierda, de un ejemplar hallado sin vida, se ven bien los colmillos. Las escamas son aquilladas.
Yarará grande
02-06-12 © Pablo Mosto
Yarará grande
07-10-20 © Milena LLopis

Es de hábitos terrestres. Se la ve cruzando los caminos o a los costados de los mismos. Tenemos dos registros en la que estaba enroscada en un arbusto. Notamos que con las lagunas secas disminuyen los avistajes de esta víbora.
Yarará grande
08-05-16 © Claudia Vilma Mon
Yarará grande
08-05-16 © Claudia Vilma Mon
Yarará grande
09-07-16 © Pablo Serur
Dos meses después en la misma área.
Como todos los seres vivos la yarará grande cuenta con receptores sensoriales que le permiten traducir los estímulos del ambiente para poder medrar, alimentarse y reproducirse. Estos receptores están alojados en órganos con células especializadas que le permiten percibir las variaciones del ambiente. Por ejemplo, las fosetas loreales que se encuentran entre la narina y el ojo alojan a los termorreceptores que captan la presencia de objetos de apenas mayor temperatura que la ambiente a una distancia de 30 cm. Los quimiorreceptores están asociados a lo que comúnmente llamamos sentido del olfato. La yarará huele de dos formas distintas. Uno parecido al nuestro con las narinas que se encuentran en el hocico y captan los olores. Pero también huelen con la lengua al igual que los lagartos. Cuando sacan y meten la lengua están transportando sustancias del entorno hacia adentro de la boca. En el paladar se encuentran dos orificios, llamados órganos de Jacobson. De algún modo todavía no muy claro los compuestos químicos alcanzan estos órganos, se unen a las moléculas receptoras y los mensajes se envían al cerebelo, donde son traducidos como un olor determinado.
Yarará grande
04-05-19 © Javier Guillermo González
Yarará grande
11-10-20 © Milena LLopis

Las diferencias entre macho y hembra se manifiestan en el tamaño y en el color. Las hembras son más grandes que los machos, para ello hay que verlos juntos y las hembras tienen un color más oscuro y opaco. De todos modos, solo quienes tienen el ojo muy acostumbrado podrían aseverar qué es. Las hembras al estar receptivas emiten feromonas que son captadas por el macho. Luego de un cortejo si la hembra acepta al macho, unirán sus cloacas para la cópula. El órgano sexual masculino no está expuesto. Al igual que los lagartos, tienen un pene que se divide en dos hemipenes, que es evertido solo en el momento de la cópula. Cada hemipene tiene la provisión de esperma proveniente de su testículo, lo que le permite al macho poder copular simultáneamente o con inmediatez. 
Yarará grande
11-10-20 © Guillermo Costa
Yarará grande
07-10-20 © J. Simón Tagtachian

La yarará grande es ovovivípara. Las crias se desarrollan dentro del cuerpo de la hembra y nacen vivas. La gestación es de 170 días. Pare alrededor de 20 viboreznos en diciembre-enero. Los viboreznos son predados por rapaces y el lagarto overo.
Yarará grande
17-03-18 © Héctor Horacio García
Yarará grande
17-03-18 © Héctor Horacio García
Este es el ejemplar de yarará más pequeño que hemos fotografiado. La moneda está como referencia de tamaño