Se había comentado sobre el avistaje de un pato atípico en la reserva. Y Sergio lo encontró en una de sus fotos. Un sirirí colorado por sus partes inferiores canela, pero con una mancha blanca en la cara. Esto podría ser una aberración cromática o un híbrido. Los anátidos se entrecruzan fácilmente, y la mancha blanca, que recuerda la del sirirí pampa, lleva a pensar en un híbrido. Lamentablemente por la posición no se puede ver si tiene otros rasgos de pampa.
© Sergio Cusano |
Este es el segundo caso que está registrado en el sitio. El pato atípico anterior fue reportado por Germán Pugnali en 2006.
Un híbrido es el resultado del entrecruzamiento entre dos especies que están cercanamente relacionadas. Si no hay una genética compatible, no habrá híbrido. Pero si hay una genética compatible, se tienen que superar otras barreras como el comportamiento, época de reproducción, contacto entre las especies, etc. para que las dos especies se reconozcan y se apareen. Todo este conjunto de características etológicas, ecológicas, espaciales, temporales, mecánicas y genéticas mantienen a la especie aislada reproductivamente de las demás. Impiden que se rompa fácilmente el cerco que forma la especie para mantenerse cohesionada. En este sentido el sirirí colorado y el sirirí pampa pertenecen al mismo género Dendrocygna, están emparentadas, conviven en la misma bandada y se reproducen en la misma época. Estarían las condiciones para engendrar el híbrido.
Los híbridos en general quedan en la nada. No superan su propia existencia porque uno de los principales problemas que acarrea la hibridación es la esterilidad. Sin embargo, si hay híbridos fértiles, que logran separarse de sus especies padre y aislarse reproductivamente, darán origen a una nueva especie.
© Walter Liriel Umpierrez © Walter Liriel Umpierrez |
Pero ¿qué lleva a un individuo de una especie a aparearse con otro de otra? Hubbs propuso la hipótesis de la desesperación. La hibridación es alentada por la falta de compañero para formar pareja. Al no encontrar la especie escasa compañero dentro de su especie lo buscaría en la otra. Se aplica a especies que viven en simpatría, es decir que comparten el área geográfica, siendo una de ellas muy numerosa y la otra muy escasa. A Costanera llegaban grandes bandadas de siriríes en las que los siriríes pampa superaban ampliamente en número a los colorados. La sequía los alejó y volvieron con la llegada del agua a las lagunas en 2013. Primero los siriríes pampas y tiempo después los colorados. Si bien el número de individuos disminuyó considerablemente la proporción parece mantenerse. El principio es aplicable a los siriríes, pero por la movilidad de las bandadas un estudio de este tipo es de difícil implementación. Lamentablemente el ejemplar de la foto permaneció muy poco tiempo y no pudimos ver cómo interactuaba con el grupo para agregar información. Lo que podemos deducir es que al estar este híbrido dentro de una familia de siriríes pampa, la madre es una sirirí pampa y el padre, sirirí colorado.
Entre los patos "atípicos" están también los patos domésticos. Son atípicos porque no los podemos encasillar fácilmente y no aparecen en las guías. De estos casos de patos atípicos, el que más presencia tiene en la reserva son los domésticos. Si bien los vemos en libertad les seguimos llamando domésticos porque fueron controlados por el hombre y por alguna razón pasaron al estado de libertad otra vez.
Desde antaño el hombre ha domesticado a las aves, los patos entre ellas, para su provecho. Son dos las especies silvestres que dieron origen a los patos domésticos: el Anas platyrhynchos del Hemisferio Norte y el Cairina moschata de Sudamérica. Del Anas platyrhynchos proviene el Pato Pekín, una de las razas más conocidas, que es todo blanco con pico y patas anaranjados. Al sudamericano que desciende del Cairina moschata se lo conoce como pato criollo y tiene una carúncula muy llamativa. La crianza selectiva de estos patos originaron razas siempre dentro de la misma especie, por lo tanto no son híbridos. Pero cuando quedan en libertad y no están más controlados por el hombre, estos patos se siguen reproduciendo con patos de cualquier procedencia generando una amplia gama de variantes.
En general el pato atípico en cuestión es un doméstico. Son patos mansos y son los que comúnmente se encuentran en los lagos de los parques de la ciudad. La cercanía con la reserva posibilita su aparición, incluso su estancia por un tiempito. El pato criollo es bastante fácil de distinguir por las excrecencias en la cara. El Pekín por su color blanco y anaranjado no trae problemas, pero nos podemos encontrar con otras variantes que son descendientes del ánade real Anas platyrhynchos, que no tienen nada en común. En Costanera aparecieron ejemplares de pato criollo , de pato Pekín y de ánade real variedad doméstica con plumaje ancestral.
El estar con las especies padre facilitará la identificación, más aún si comparte algunos rasgos. Pero hay que tener en cuenta que pueden no parecerse a ellos. En nuestro caso este pato estaba con otros siriríes y compartía al menos una característica.