Cuando el ave se posa sobre la rama se produce un cierre automático de los dedos con mucha firmeza en forma de tenaza. Esto se debe a una disposición especial de los tendones de la pata. Dichos tendones, que son los nexos de los músculos con el hueso, son largos y corren desde el talón hasta las falanges (huesos de los dedos). Se dividen en dos grupos.
Los tendones flexores pasan por detrás del talón a lo largo de todo el tarso y se insertan por debajo de las falanges. Al doblar las articulaciones (rodilla y talón) el tendón se retrae atrayendo los dedos hacia adentro abrazando a la rama. Este reflejo involuntario les permite mantenerse agarrados sin riesgo de caerse y casi sin costo enérgetico.
Los tendones extensores corren por la cara interna de la pata y se insertan en la parte superior de las falanges. Su contracción abre los dedos en forma de abanico.
Este mecanismo de emperchamiento se complementa con el mecanismo de trabado del tendón, que permite que se mantengan los dedos flexionados. Cuando la rama presiona la articulación metatarsofalángica, las tuberosidades, que se encuentran entre la capa superior del tendón flexor y la parte inferior de la vaina del mismo, se enganchan entre sí y mantienen a las articulaciones interfalángeas flexionadas. Basta con enderezar la pata para destrabar los dedos.
Tacuarita azul dando un giro casi completo. © Roberto Ares |
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