Vuelo - Picaflor
03-12-11 © Roberto Ares
El vuelo del picaflor es a los ojos de cualquiera distinto del de otras aves. Este picaflor bronceado se mantiene suspendido en el aire libando néctar de un ceibo. Este tipo de vuelo es un halconeo llevado al extremo ya que el picaflor no usa el viento para impulsarse sino que lo logra mediante esfuerzo muscular. Puede sostenerse de este modo por largo tiempo batiendo las alas hasta unas 40 veces por segundo. La trayectoria en forma de ocho acostado del ala es imperceptible al ojo humano y solo puede ser captada con máquinas especiales.
Con agilidad ronda de una flor a otra en busca de alimento. Hacia adelante, hacia atrás, zigzaguea, se detiene y acelera en forma abrupta, queda suspendido en el aire, maniobra hacia los costados e incluso se da totalmente vuelta. Siempre con un aleteo vigoroso. Estas características distintivas del picaflor se deben a una estructura ósea y a una musculatura que le son únicas. El húmero es reducido, por lo tanto, la mano ocupa la mayor parte del ala. Las articulaciones de la muñeca y del codo están casi trabadas lo que da un ala prácticamente rígida. La articulación del hombro especializada permite que esta ala atípica rote libremente produciendo una vuelta de ala completa que dibuja un ocho acostado. Tiene ocho costillas en vez de seis aumentando de este modo la estabilidad. Los músculos también presentan diferencias tanto en su volumen como en su composición. Los dos músculos principales del vuelo se unen a la quilla, que es más grande comparada con la de otras aves. Al ser la quilla más grande, los músculos también lo son. Están notablemente desarrollados y formados solamente por fibras rojas, fuente de energía necesaria para desplegar este tipo de vuelo